¡Hola! Soy Kay. Sabes, ser cineasta es un poco como ser un explorador. Siempre estoy en movimiento, cámara en mano, listo para lanzarme a mi próxima aventura. Cada nuevo lugar que visito, cada cultura en la que me sumerjo, es como dar vuelta a una página en un libro lleno de historias asombrosas y reales. ¿Alguna vez has tenido uno de esos momentos en los que algo es tan hermoso o intrigante que simplemente no puedes expresarlo con palabras? Bueno, eso me pasa muchas veces. Tratar de capturar esa belleza en mis películas puede ser un desafío, pero me encanta. Es como un juego que estoy decidido a ganar. Con el tiempo, he desarrollado mi propio estilo. La gente dice que mis películas tienen una combinación especial de colores, piensa en ello como mi sello distintivo. Cada toma es una misión para encontrar el encuadre perfecto que simplemente grita "¡Wow!".
Así que, aquí está la cosa. Mi viaje trata de demostrar que si realmente tienes pasión por algo, puedes lograr cosas grandiosas. Mientras ves mis películas, espero que te sientas inspirado a salir al mundo y encontrar tus propias historias. Y recuerda, cada foto que tomas, cada historia que compartes, todo forma parte de esta gran, maravillosa y desordenada historia que todos estamos creando juntos como seres humanos.
Quiero hablaros de algo llamado "rise". Ahora bien, esto no se trata de levantarse por la mañana, aunque puede haber algunas similitudes. No, se trata de elevarse contra todas las probabilidades, enfrentar lo desconocido y dar el salto de fe. Permitidme llevarlos atrás, a un punto crucial en mi vida. Imaginaros esto: estaba parado al borde de un nuevo capítulo, mi primer día en la universidad. Todos a mi alrededor estaban llenos de emoción y nervios. Pero mientras estaba a punto de adentrarme en ese mundo, algo empezó a tirar de mí. Una voz en mi cabeza, un sueño que no me abandonaba. Quería ser un cineasta. No cualquier cineasta, sino uno independiente, explorando el mundo, cámara en mano, capturando la esencia cruda y real de la vida.
Así que hice algo que cambiaría mi vida para siempre. Decidí no ir a la universidad ese día. Me aparté del camino convencional y elegí seguir mi sueño. Fue mi momento de "salto de fe", y es el núcleo de un vídeo que creé, apropiadamente llamado "Dar un Salto de Fe". Para mí, el ascenso se trata de ese momento exacto en el que decidí desafiar la norma, ir en contra de la corriente. Se trata de la lucha por dejar atrás todo lo familiar y cómodo, y del triunfo de crear un espacio para mí en el mundo del cine.
El ascenso no se trata solo de levantarse cuando has caído; se trata de elevarte, de perseguir lo que realmente deseas, incluso cuando no es el camino más fácil de tomar. Se trata de mantenerse firme contra los vientos de la duda, la incertidumbre y el miedo. ¿Y sabes qué? Ha sido un viaje emocionante. Quiero que mi trayectoria inspire a cada uno de vosotros. Todos tenemos sueños, pasiones que hacen latir nuestros corazones más rápido. Así que recuerda esto: no tengas miedo de ascender, de dar ese salto de fe. La vida es un lienzo esperando tus pinceladas. Así que adelante, píntala como quieras. Como dicen, ¡el cielo es el límite!
Esta pieza fue inspirada por mis viajes y aventuras, desde los senderos polvorientos de África hasta las caminatas de varios días en pleno corazón de la naturaleza.
Cuando piensas en viajar, es fácil centrarse en las vistas impresionantes o la emoción de nuevas experiencias. Pero debajo de la superficie, hay mucho más. Cada viaje en el que me embarco, cada camino que recorro, es como abrir un nuevo libro, cada página rebosante de lecciones esperando ser aprendidas.
Toma mi viaje por África, por ejemplo. Conocí a lugareños cuyas vidas eran muy diferentes de la mía. Fue una revelación. Estos encuentros me enseñaron sobre la resiliencia, sobre encontrar alegría en las cosas más simples, sobre la comunidad y los sueños compartidos. Y sobre todo, me enseñaron humildad y gratitud. Luego estaban esas agotadoras caminatas, que se extendían durante días, empujándome hasta mis límites. No hay nada como el desafío de una caminata de varios días para enseñarte sobre tu propia fuerza, sobre la perseverancia y la paciencia, sobre la belleza cruda y salvaje de la naturaleza. Y no olvidemos esos momentos tranquilos de autorreflexión bajo el vasto y estrellado cielo, momentos que nos recuerdan cuán maravillosamente pequeños somos en el gran esquema de las cosas.
Por eso, "He recorrido el mundo para aprender esto" es algo más que un vídeo de viajes. Es mi forma de compartir estas experiencias profundas, estas enseñanzas de incalculable valor. Porque cuando viajas, no te limitas a visitar un lugar; vives una parte de su historia, y te deja huella.
Esto no se trataba solo de atravesar dunas de arena o perseguir espejismos. Fue un reencuentro lleno de emoción con mi querido amigo Mohammed. Conocí a Mohammed durante mis viajes por África. Es un auténtico hijo del desierto, habiendo crecido como nómada en el implacable Sáhara, justo en las fronteras de Marruecos, Argelia y Mauritania.
Volver a la tierra natal de Mohammed fue como adentrarse en un mundo que es tan duro como hermoso. Cada grano de arena, cada ráfaga de viento, cuenta una historia de supervivencia y tenacidad. La vastedad interminable del desierto, sus silencios, sus secretos, te enseñan cosas sobre la vida y sobre ti mismo que no encontrarás en ningún libro.
Caminar esos 100 kilómetros junto a Mohammed fue en sí mismo una educación. Aprendí sobre la vida nómada, el valor de la comunidad y el arte de navegar por el vasto y yermo paisaje. Lo más importante, experimenté de primera mano la calidez, la hospitalidad y el espíritu resiliente de la gente del Sáhara.
Este viaje me enseñó que la verdadera riqueza no proviene de posesiones materiales, sino de una vida vivida plenamente, abrazando tanto sus alegrías como sus dificultades. También me recordó la inmensa diversidad que nuestro mundo posee y cómo cada cultura, cada paisaje, tiene su propia belleza y sabiduría que ofrecer. A través de mi vídeo, "Viaje de 100 km a través del Sáhara", quiero llevarte en este increíble recorrido. Espero que despierte en ti un sentido de aventura, un aprecio por la fuerza del espíritu humano y una comprensión más profunda de nuestro mundo compartido.
Si alguna vez te has preguntado cómo logro capturar la sensación cruda y real en mis vídeos, aquí está una gran parte de ello: la mayoría de las veces grabo a 24 cuadros por segundo (fps). Verás, nuestros ojos perciben naturalmente el mundo un poco como una película grabada a 24 fps. Es el estándar de oro en el cine y lo ha sido durante años. ¿Por qué? Bueno, logra un equilibrio justo, creando una sensación de movimiento que nos parece real, similar a lo que vemos en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, a veces también uso 60 fps. Podrías preguntar, ¿por qué no siempre grabar en cuadros más altos para obtener vídeos más fluidos? Si bien las velocidades de cuadros más altas pueden ser geniales para tomas a cámara lenta o para capturar acción rápida, también pueden hacer que los vídeos se sientan menos naturales, menos como la vida real. Es un poco como ver el mundo con una vista sobrehumana, interesante, pero no exactamente lo que estamos acostumbrados a ver.
Por eso elijo 24 fps para la mayoría de mis grabaciones. Acerca a mi audiencia a la experiencia, les hace sentir como si estuvieran justo allí conmigo, viviendo esas aventuras. Y eso es de lo que se trata mi trabajo como cineasta: compartir experiencias humanas y reales. Así que ahí lo tienes, un pequeño consejo de mi manual de cineasta. Recuerda, los mejores vídeos son aquellos que hacen sentir algo a tu audiencia. Y muchas veces, son las técnicas simples, como elegir la velocidad de cuadro adecuada, las que pueden marcar toda la diferencia.